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Álvaro Capiruchipi capitaliza velozmente su fama. Tras haberse hecho, después de ser encargado, con las riendas de Bodi Mataleñas en 2020, inauguró este céntrico local, en octubre de 2021, en el que la tortilla también juega un papel importante, aunque no exclusivo, a imagen y semejanza de la casa madre. Y tras él han ido otros en distintas direcciones.

La misma receta que en Bodi Mataleñas, la que heredará de su primer local, donde una guisandera llamada Begoña Paredes la llevó a la celebridad, creando escuela.

Personifica la TORTILLA AL ESTILO DE SANTANDER, O LA TORTILLA DE SANTANDER. Le distingue:

UNA COSTA FINÍSIMA Y UNIFORME DE TONALIDAD AMARRONADA.

UNA TEXTURA CREMOSA, FUNDENTE, SE DESVANECE EN BOCA.

PREVALECE EL SABOR DE CONJUNTO SOBRE LA PUREZA DE CADA INGREDIENTE. SUCULENTA, POR UNA LARGA FRITURA Y DULCE, ESTAMOS ANTE UNA TORTILLA NÍTIDAMENTE DE CEBOLLA.

JUGOSA SIN QUE CORRA EL HUEVO. MÁS POR LA CEBOLLA MUY HECHA Y POR LA CREMOSIDAD DE LA PATATA, QUE SE EMPAPA DEL HUEVO, QUE POR QUE SE CONTEMPLE Y PALPE ESTE.

COLOR MARRÓN POR UNA PROLONGADA HECHURA.

Y TORTILLA REPOSADA; PARA QUE ASIENTE EL CUERPO Y SABOR.

Dentro de la tortillas que definen este estilo, Bodi ha sabido marcar su personalidad, con elementos diferenciales, que caracterizan a todos los locales.

Bodi Rualasal, con unos comienzos titubeantes que se aprecian en las fotos, ha sabido asentarse rápidamente,  ganando en ejecución y regularidad. Que le sitúan en un lugar relevante del ranking local y nacional. A cuidar, salvo excepciones, se sirve fría.